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Mango

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    El mango se origina en el área asiática indobirmana, probablemente cultivada por el hombre desde hace más de 4000 años. Se introdujo en el sur de África en el siglo XVI a.C., pero no llegó a Canarias y Madeira hasta la segunda mitad del siglo XVIII y a EEUU (sobre todo Florida y Hawai), Australia e Israel hasta el siglo XIX.

    Se extendió su cultivo a casi todas las áreas tropicales: sur y sudeste de Asia, Australia, Madagascar, este de África, Brasil y Centroamérica. Crece también en zonas subtropicales de clima favorable como Florida, Sudáfrica, Israel, Chipre y Egipto.

    La llegada de esta fruta a América se debió a los portugueses, quienes en el siglo XVIII la introdujeron en Brasil. También ellos la introdujeron en África occidental.

    Los españoles, contribuyeron en la expansión del mango por América, y su introducción en el sur de España no parece haberse producido hasta el siglo XX.

    Con más de 2000 especies diferentes, el mango es un fruta de pulpa carnosa, dulce y aromática, puede ser fibrosa o más esponjosa, suele ser anaranjada o amarilla. Puntualmente, el mango verde tiende a ser un poco amargo.

    Suele ser de color verde en sus etapas iniciales y luego cambiar a amarillo, naranja, rojo granate y tonos intermedios, dependiendo de la variedad, teniendo una superficie lisa, brillante o mate. Puede ser ovoide, alargado o arriñonado. Presenta una semilla central grande, aplanada y de cuerpo leñoso.

    Su tamaño oscila entre 4 y 25 cm de largo, y su peso varía entre 150 gr a 2 kg por unidad.

    Una vez se recoge del árbol, estará listo para comer dejando pasar un periodo de 5 a 10 días. La vida media de esta fruta es de 21 días.

    El mango debe mantenerse a una temperatura entre los 20º-25º. Si está maduro se puede consumir en un plazo máximo de 5 días y si no lo está, los puedes envolver con papel de periódico hasta un punto óptimo.

    Te recomendamos que sólo los dejes en la nevera si se quieren consumir fríos y únicamente durante el tiempo que necesiten para alcanzar una temperatura deseada.

    Es importante que sepas, que a la hora de consumirlos deben estar ligeramente blandos y que desprendan un buen aroma ya que el mejor sabor del mango se consigue cuando está maduro. El color de la piel no es un indicador de madurez. Además, el color de cada pieza, aún siendo de la misma variedad, puede cambiar en función de la posición que haya tenido en el árbol respecto al sol...interesante, ¿verdad?

    Si miras el color de la pulpa te puede indicar el grado de madurez también: si es de color naranja es que el mango está perfecto para su consumo. La firmeza de la pulpa disminuye conforme va madurando la fruta.

    La carne de los mangos se puede oscurecer si lo abres, pero te damos algunas claves para evitarlo: conservarlos a bajas temperaturas, sumergirlos en jarabe de glucosa o cubrirlos con un poco de jugo de limón.

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