Pertenece a la familia de las Poáceas y tiene un cultivo estival, sembrándose en el hemisferio sur desde septiembre a enero y en el norte desde abril a mayo.

La planta cuenta con unas raíces fibrosas subterráneas y otras que brotan dando rigidez al tallo. Sus hojas son largas, verdes y finas, pudiendo llegar a medir 120 centímetros de largo. Cuenta con unas inflorescencias masculinas que se encargan de fecundar a las femeninas con su polen. Éstas últimas son lo que conocemos como mazorcas.

Las mazorcas desarrollan unas semillas o granos, que cuando maduran, adquieren una textura globosa (el maíz).

El maíz toma coloraciones entre blancas y amarillas, aunque dependiendo de la especie, también podemos encontrarlo en tonos violetas o rojos. Existen diversas especies de maíz, entre las que destacan el maíz dulce (es el más utilizado en la elaboración de platos), el maíz de harina (se usa en la industria para la elaboración de harinas) y el más conocido, el maíz reventador (utilizado para la elaboración de "palomitas de maíz").

A la hora de comprarlo, vamos a tener en cuenta que sean frescos, de coloración crema y blandos, con unas hojas firmes y de tonos verdes intensos. Una vez en casa, debemos guardarlos en el frigorífico y consumirlos en no más de una semana, ya que se estropean con facilidad. Otra opción sería congelarlos, para ello retiraremos los granos cortando la mazorca de forma vertical lo más pegado posible al centro y con cuidado, e introduciremos éstos en una bolsa hermética y al congelador.