Las berenjenas suelen ser alargadas, lo que les da una forma estilizada, casi siempre con una cierta curvatura, color violeta oscuro y un peso medio de entre 150 y 250 gramos. Su sabor es levemente amargo y picante.

En cuanto a su color, existen variedades de color blanco, otras jaspeadas en violeta claro sobre blanco o sobre verde, otras son completamente verdes, rojas o amarillas y finalmente, existe toda una serie de tonalidades intermedias.

Todas ellas tiene en común un interior carnoso con semillas de color blanquecino y textura esponjosa.

Debe consumirse lo más pronto posible desde el momento de su recolección y conservarse en un lugar refrigerado o fresco, para que no se formen manchas y no comiencen además a tener un sabor más amargo de lo normal.

Está en su punto idóneo de madurez si queda marca al presionar su piel levemente. Debe consumirse siempre madura y cocinada, siendo la mejor manera asada y aliñada con aceite.

¿Un truco?: Para quitarles el amargor, pártelas por la mitad, añade abundante sal y deja que reposen unos 20 minutos. Luego aclara con abundante agua fría y ya está.