Cacahuete sin cáscara con piel, crudo | Biota - Cultivando tu salud
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Cacahuete sin cáscara con piel, crudo

1,90 € 1,90 € bolsita 250 g 1.9000000000000001 EUR

1,83 €

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Cacahuete sin cáscara con piel, crudo

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    Ingredientes: CACAHUETE sin cáscara, crudo, con piel. Puede contener trazas de otros FRUTOS SECOS DE CÁSCARA
    Información nutricional por 100 g de producto
    Valor energético 2374 kJ /567 kcal
    Grasas 49,2 g
    De las cuales saturadas 6,8 g
    Hidratos de carbono 16,1 g
    De los cuales azúcares 3,9 g
    Proteínas 25,8 g
    Sodio 0,045 g

    Su origen reside en el sur de América, en concreto en Brasil, consumido por aquellas tierras antes de la llegada de Colón. Perú era uno de los países que conocía sus propiedades y utilizaba el cacahuete como moneda de cambio.

    Los portugueses, en uno de sus viajes, embarcaron cacahuetes y lo dieron a conocer en Asia y la India. En España se dio a conocer en la época del reinado de Carlos III.

    Hoy en día, los países con mayor producción son la India y China, seguidos de Estados Unidos. En Europa destacan Francia, Portugal e Italia y en España obtiene buen reconocimiento y producción comercial, sobre todo en ciudades como Málaga, Huelva y Valencia.

    A pesar de la creencia popular de que el cacahuete es un fruto seco, realmente es una legumbre, pero comparte muchas similitudes con los frutos secos.

    Curiosamente, el cacahuete crece hacia la tierra, empujado por el tallo de su flor hacia el suelo, llegando a hundirlo hasta cinco centímetros.

    Se trata de un fruto de unos 3-4 centímetros de largo, recubierto de una cáscara en tonos tierra claros, ligera y fácil de romper con los dedos. En el interior encontramos las semillas redondeadas comestibles, normalmente dos (aunque podríamos encontrarnos hasta 6), de tonos tierras amarillentos, cubiertas de una fina piel marón rojiza la cual podemos retirar con facilidad. En boca esta semilla es dura y de un sabor levemente dulce.

    En el mercado escogeremos aquellos que tengan buena presencia y sin picaduras en la superficie o decoloraciones. Su color debe ser homogéneo y claro, sin zonas oscuras. Lo ideal es comprar frutos secos al natural, en lugar de fritos y salados. Luego, si nos apetece, podemos tostarlos nosotros un poco en la sartén sin incorporar aceite, sólo removiendo, o bien meterlos en el horno.

    Una vez en casa, aunque su cáscara los protegerá de la luz, lo mejor es meterlas en un recipiente con tapadera, que sea oscuro y hermético, de esta forma conservaremos mejor su frescura.

    Los frutos secos se ven condicionados por factores ambientales como la luz, la temperatura y la humedad, de forma que lo mejor será comprarlos en pequeñas cantidades y cuidar su conservación para evitar su enranciamiento.

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