Pertenece a la familia de las Lamiáceas, al igual que la hierbabuena, la menta, el orégano o el tomillo.

Es una planta que crece de forma anual, con unos tallos de 50-60 centímetros de altura. Sus hojas, muy apreciadas en la cocina italiana por la elaboración de la famosa salsa "al pesto", son anchas y suave, de una coloración verde intensa y muy aromáticas. Existen más de 40 especies distintas de albahaca, pero la más común y utilizada en cocina es la albahaca dulce (ocimum basilicum).

En el mercado, procuraremos comprarla siempre fresca, ya que conserva perfectamente su aroma y propiedades. Las hojas deben verse de un verde intenso, sin picaduras, evitando aquellas que estén flácidas o descoloridas. Una vez en casa, las guardaremos en un táper en la nevera, con un papel absorbente. También podemos conservarlas en aceite pero el aroma y el sabor serán diferentes.

Podemos congelarla, introducida en un táper o bolsa. Procuraremos indicar la fecha en el envase, al igual que con el resto de alimentos que congelemos y a la hora de consumirlo no tendremos que esperar a que descongele ya que no formará bloques de hielo.